José Vidal
Curso de
mujeres, psicoanálisis y política
Reunión del
22/08/12
Ante todo,
quisiera agradecer a los organizadores de este curso, Alejandro Willington,
coordinador, a Graciela Diosque, Mariana Pecchio, Guido Coll y Camila González
por el enorme trabajo intelectual, epistémico y político que han sostenido
durante el último año para hacer posible este curso. Su inquietud, disposición
al trabajo y al estudio han sido muy estimulantes para el DPP
Me parecía
que lo que hacía eje de nuestras reflexiones era la cuestión de la feminización
del mundo.
Eric Laurent
en la entrevista que le realizara Beatríz Gregoret para el CIEC que fue citada
aquí dice que allí donde se impone este imperativo de goce de la época el psicoanálisis
le responde con un nuevo amor, esa es la fórmula política del psicoanálisis que
en la última clase tomó Gabriela Dargenton
¿Qué sería
el nuevo amor?
Esa es una
fórmula que surge del texto de Lacan "Televisión", una novedad en el amor y se refiere,
claro está, a lo que en el psicoanálisis es fundamental, el amor de
transferencia. Es decir que allí donde el sujeto amaba a las ficciones montadas
en su fantasma, los afectos hacia sus figuras parentales, el Otro creado a
partir de ellas y que eran transferidos al analista, caída la transferencia,
reconocido en el análisis el carácter ficcional de esas figuras, reconocido en
el análisis que el Otro no existe, lo que vendría a ese lugar dejado vacío en la
transferencia sería del orden de una novedad, algo que no estaba ya allí, algo
que no es tomado del Otro, que no puede ser encontrado en el campo del Otro,
sino que proviene de la original invención del sujeto. Es importante ver que el
Otro es tomado aquí como un todo, como un universal, como un Uno homogéneo.
Leonardo
Gorostiza, durante su conferencia sobre su pase, nos hacía reír cuando nos
contaba que había buscado un significante inédito, original, surgido de su
análisis, en Google, y como ahí no estaba podía estar seguro que era algo que
no estaba en el Otro, al menos no estaba en lo que es el Otro de nuestra época.
Entonces, de
lo que se trata es de una novedad en el campo del amor, allí donde era la
repetición, la puesta en acto de la realidad sexual inconsciente.
Pero lo que
me parecía de suma importancia es que no se trata de un amor nuevo, como lo ha
señalado Mercedes de Francisco, de un amor más en la serie de las figuras
fantasmáticas repetidas, sino algo surgido de la verificación de que el Otro no
existe. Así, ese nuevo amor del que habla Lacan no aparece como algo necesario
sino del encuentro contingente y que, por supuesto, puede no ocurrir, puede que
no haya un alguien para ese lugar vacante.
En el
seminario anual del CIEC surgió la discusión sobre la diferencia entre
contingencia y azar y a mí se me ocurría que el azar, aunque es un sinónimo de
contingencia, en el uso que le da Lacan es lo que puede calcularse matemáticamente,
lo que es del cálculo de probabilidades que pertenece a lo real. La
contingencia, en cambio, es lo que precisa de un sujeto, una encarnadura, algo
que dispone para un encuentro pero solo para la singularidad de ese sujeto. Un
encuentro posible si es que hay el espacio subjetivo para poder sentir esa presencia,
ese signo de amor. Como dice Marco Mauas[i], el azar
son los dados en el aire mientras que la contigencia son los dados que ya
cayeron y que no admiten la pregunta por lo que podría haber sido. Es el
encuentro con lo que es, es el “alea jacta est”, la suerte está echada y
precipita el acto.
Es decir, la
contingencia tiene que ser puesta en articulación con el amor, y el amor, el
nuevo amor, es solo un signo, signo que solo puede ser captado por el sujeto en
la medida en que resuena en su síntoma. Para decirlo más claro, el signo, que
es signo de amor, de algo nuevo en el amor y no más de lo mismo de la
repetición, solo puede hacer signo, resonar, consonar, a nivel de la
singularidad de un síntoma con el que el sujeto se identifica.
Si para
Leonardo Gorostiza el “Calzador sin medida” es un significante nuevo, que no
estaba en Google, que no se encuentra en el otro sino que ha surgido como una
necesidad lógica de su propio análisis para decir algo de lo real de su síntoma
y de su goce, ese significante es lo que lo va a nombrar a partir de allí. Y
ese nombre, más que el que le pusieron sus padres es en realidad una
disposición para que eso resuene, consuene, como dice Lacan, entre en vibración
con otro. Es una carta de amor, con lo cual es una decisión, no es azaroso,
pero puesta en una botella lanzada al mar y el mar son los síntomas de los
demás. Es decir, el lazo al otro, el amor como modo de hacer al goce condescender
al deseo, es entonces equivalente a lo contingente.
De ese modo
se puede decir que lo que el psicoanálisis viene a decir respecto a la política
es que hay que proponer lo contingente del nuevo amor, no como una romántica
salida, sino como una decidida disposición a lo contingente del encuentro que
se oponga con firmeza a la necesariedad del consumo , de la versión capitalista
del superyó, al “un poco más de satisfacción”.
Puede
decirse que esta posición es femenina en la medida en que se ubica en una
dimensión que es no toda respecto al goce fálico.
Hay que
decir también, me parece, por lo que se trabajó, que esto es una respuesta
política que no implica necesariamente el final del análisis de todos y cada
uno.
Aunque debe
estar en nuestro horizonte, el pase es una orientación y no algo necesario para
todos los análisis. De hecho solo unos pocos serán nominados para permitir esa
orientación y eso no invalida los análisis que no llegan a ser nominados o que
no llegan nunca al dispositivo.
Más bien,
pienso que cuando Laurent pone el nuevo amor como la respuesta del psicoanálisis,
como el revés del empuje al goce de la época, no se limita al análisis que se
realiza en el consultorio y que es llevado hasta su límite sino que incluye al
analista en formación permanente en su acción cada vez que interviene sobre el
discurso del otro.
Justamente,
Marie Helene Brouse en la conferencia que dio en la UNC que está el “Grulla”
que presentaremos mañana se refiere a que los cambios en la cultura pueden
venir por el lado de la perversión, es decir, por el lado de un modo de goce
nuevo que reemplace a los preexistentes o por la vía del amor, por los nuevos
modos del amor que imponen cambios en la cultura.
El analista
en la ciudad, el analista ciudadano, la acción lacaniana, el psicoanálisis
aplicado que se practica en las instituciones públicas, en el Ciec, en las
instituciones educativas, el psicoanálisis que entra en debate con el arte, el
cine y la cultura, y todas las formas que la AMP va poniendo en movimiento son
también maneras de hacer saber de esta posición política, de esta novedad en el
amor, de esta novedad en el lazo social, porque cada vez que una intervención
de ese tipo llega al mundo hace saber que el psicoanálisis tiene algo diferente
que decir que el discurso corriente, algo que viene a cuestionar y a mover algo
en ese disco que suena siempre igual, el disco urso corriente, ese disco rayado
al que se refiere Lacan en Aún, que dice siempre lo mismo y impone para todos
el mismo orden de goce, que el discurso analítico es algo que se ubica en
posición de subversión del discurso del amo, es decir, que viene a denunciar la
estructura en donde se sostiene todo discurso de dominio.
En fin, me
parece entonces que las mujeres pueden estar muy bien ubicadas en el discurso
analítico, pueden ser las mejores analistas, como dice Lacan, en el sentido de
servirse de esa experiencia de goce que experimentan en su cuerpo, como lo ha
destacado Leda Guimaráes, para ponerla al servicio de esa subversión o, por el
contrario, ser las peores en tanto, respecto a ese goce, no quieran saber nada y
lo aplasten bajo la aspiración fálica. Sospecho que la primera posición es la
que prevalece dado el creciente número de mujeres que practican el
psicoanálisis.
La época nos
pone en la necesidad de investigar estas cuestiones, de interrogarlas, tanto
desde el psicoanálisis, desde la política del psicoanálisis como desde la
aplicación del psicoanálisis a la política en general, en el modo de
interpretar los sucesos de la política como lo hacemos desde nuestra revista
Contingencia y desde los grupos de investigación.
[i] Mauas,
Marco. Existencia,
probabilidad y estadistica en el psicoanalisis aplicado www.wapol.org/ornicar/articles/223mau.htm
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